domingo, 23 de marzo de 2014

Harvey, David. 1990. Los límites del capitalismo y la teoría marxista. Capítulo XIII: La crisis de la economía espacial del capitalismo. Dialéctica del imperialismo. En. Págs. 416-447. Fondo de Cultura Económica. México.



  1. Propósito del texto.
El texto busca indagar por la relación entre la acumulación capitalista y las trasformaciones espaciales que requiere. La hipótesis central del autor explica el crecimiento en el proceso de acumulación, a costa de una constante trasformación espacial que, aunque empieza con un carácter puramente colonial, continúa con una reordenación caótica y dispareja de los espacios que tradicionalmente han sido suyos. Esa expansión y concentración geográfica del capital surge de las trasformaciones desiguales en las fuerzas productivas de un lugar a otro; sin embargo siempre “la fuente fundamental de ese poder [de movimiento] es siempre la producción en determinados lugares” (426)

  1. Estructura del texto.
El texto comienza con las referencias a la obra de Marx y el sentido que muestra esta obra en cuanto al análisis del colonialismo y el papel de la expansión geográfica y el dominio territorial como estrategias de estabilización del capitalismo. Luego se divide en ocho apartados en los que desarrolla su planteamiento. El primer apartado refiere los cambios espaciales desordenados que produce el capitalismo, organizaciones geográficas que deben ser transformadas para que absorban las contradicciones dentro de la forma de valor. El segundo apartado muestra el constante movimiento que se da en los territorios entre concentración y dispersión, como resultado de las diferentes formas de desarrollo de las fuerzas productivas, en algunos casos esos movimientos se pueden imponer a los territorios y en otros son resultado de los procesos desiguales de desarrollo capitalista de uno a otro lugar y de las barreras impuestas por esos mismos territorios. El tercer apartado resalta la complejidad de las luchas (de clases y sectores) dentro de los territorios, asociadas a los diferentes procesos de desarrollo capitalista. El cuarto apartado trata las estructuras jerárquicas creadas para el movimiento del capital en el escenario mundial, aquí es clave el papel de las instituciones financieras y de los organizamos internacionales de control. El quinto apartado desarrolla el tercer corte propuesto por el autor a la teoría de la crisis[1] que denomina la geografía del desarrollo poco uniforme; se compone de procesos de devaluación diferenciados, crisis regionales, las crisis en el sistema de cambio y la tendencia a arreglos cuando el desarrollo espacial no uniforme impacta de forma negativa las tasas de ganancia. En el sexto apartado muestra la forma en que se articulan las crisis globales desde desajustes regionales, sustentado en que en cualquier espacio de desarrollo del capital siempre existe el exceso de acumulación y la devaluación.  El apartado séptimo se presenta un aporte para la comprensión del imperialismo desde la explotación de los pueblos de una región por los de otra, circunstancia propia del capitalismo que, aunque funcione temporalmente, nunca encuentra estabilidad en el acomodo espacial. En el apartado final expone las rivalidades entre intereses imperialistas como escenarios caóticos, descontrolados en que el deseo de expansión para asegurar la ganancia implica la guerra, las guerras globales que frenan, ajustan temporalmente, los temores de la depresión económica a costa de la destrucción.

  1. Tesis centrales del autor.
La concentración y dispersión geográficas como estrategia de regulación del capital.

Aunque Marx propone un esquema de “sistema cerrado” es evidente, en su análisis, que se trata de una estrategia de comprensión para el movimiento caótico que se produce por la contradicción entre fuerzas productivas y las condiciones de producción. La propuesta de análisis del autor muestra la relación entre las trasformaciones territoriales y el movimiento del capital. El proceso implica una dinámica de concentración y desarrollo de capitales en un lugar y de dispersión y estancamiento en otros, de forma desigual, caótica, que no siempre asegura estabilidad del sistema. Ese movimiento constante implica la trasformación espacial en función de las necesidades del capital que se enfrenta a barreras de todo tipo, desde las naturales hasta las culturales.

Articulación geográfica de la crisis.

Dentro de este movimiento las necesidades de los monopolios económicos se enfrentan con las lentas trasformaciones desde los sectores estatales. A la vez las luchas que engendra el sistema se transforman y asumen una gama de expresiones que no siempre son revolucionarias, porque en cada lugar se expresa de forma distinta el desarrollo del capital, que además debe reformularse constantemente para asegurar la tasa de ganancia. Sin embargo el movimiento nunca va a alcanzar la estabilidad del sistema, porque su base sigue siendo la misma: acumulación que engendra devaluación:

La devaluación es el resultado final, no importa lo que se haga. El país enfrenta una encrucijada. El desarrollo sin restricciones del capitalismo en nuevas regiones, causado por las exportaciones de capital, trae la devaluación en el país natal a causa de la competencia internacional. El desarrollo restringido en el extranjero limita la competencia internacional pero bloquea las oportunidades de mayor exportación de capital y así provoca devaluaciones generadas en el interior. No debe sorprendernos entonces que las principales potencias imperialistas hayan vacilado en sus políticas entre la “puerta abierta” o comercio libre, y una autarquía dentro del imperio cerrado” (438)

La guerra entre imperialistas

La estructura social que funciona al sistema capitalista implica transformaciones rápidas de la organización a nivel mundial, que determinan lo local. Sin embargo esa estructura no puede controlarse totalmente y siempre es necesario el control territorial por medio de la fuerza. Los países que tienen más desarrollado el sistema capitalista deben crear estrategias de dominio territorial en todo el mundo, de ahí que haya constantes choques de intereses, que algunas veces se enfrentan mediante la construcción de jerarquías supranacionales, otras mediante los sistemas financieros globales y, las más de las veces, mediante enfrentamientos abierto en los territorios en disputa. Afirma el autor:

los males del capitalismo no se pueden contener tan fácilmente, pero la degeneración de las luchas económicas en luchas políticas contribuye a la larga a que se estabilice el capitalismo, siempre y cuando destruya suficiente capital en el proceso. El patriotismo y el nacionalismo tienen muchas funciones en el mundo contemporáneo y pueden surgir por diversas razones; pero fundamentalmente proporcionan un disfraz sumamente cómodo para la devaluación del capital y el trabajo.” (441)

  1. Valoración personal del texto.
El texto reafirma mi postura frente al papel del Estado colombiano en el conflicto interno. El Estado colombiano, a través de los sucesivos gobiernos ha insistido en que la globalización no tiene marcha atrás y que la única forma de desarrollo económico válida es atraer la inversión extranjera. Ese discurso se desvirtúa cada día y hay mayor oposición a las reformas políticas neoliberales. Es evidente la ligazón directa entre la agudización del conflicto armado en Colombia y la globalización, que es la causante del desplazamiento forzado de población. No podría ser de otra manera, el Estado colombiano sirve a los intereses de la burguesía y ésta a su vez obedece totalmente a los intereses del imperialismo; y no por “voluntad” sino porque así funciona la sociedad capitalista, porque los sujetos sociales se construyen y transforman con base en las relaciones de producción. Aquí recojo un planteamiento marxista, expresado por Vasco:

El desarrollo y crecimiento de las fuerzas productivas engendran una contradicción entre éstas y las relaciones de producción. Es así como las fuerzas productivas constituyen el motor, la base material de transformación de la sociedad.” (Vasco, 2003: 66)

Las transformaciones sociales no son un problema de “voluntades”, de “voluntad política” de un gobierno, sino una consecuencia de transformaciones inherentes al desarrollo mismo del capitalismo.

Bibliografía adicional.

Constenla Vega, Xosé. 2004. La condición de la Geografía: una introducción a la obra geográfica de David Harvey. En: Doc. Anàl. Geogr. 44, págs.: 131-148. Revisado el 03/03/2014 http://ddd.uab.cat/pub/dag/02121573n44p131.pdf

Vasco, Luis Guillermo. 2003. Notas de viaje, acerca de Marx y la antropología. Fondo editorial de la Universidad del Magdalena. Santa Marta.


[1] El primero son las contradicciones internas del capitalismo, el segundo las dinámicas medidas por arreglos financieros y monetarios. Ambas cortes han sido trabajados en otros apartes del libro

Harvey, David. 2007. Espacios del capital. Hacia una geografía crítica. Capítulo 12, La geografía de la acumulación capitalista: reconstrucción de la teoría marxiana. Págs. 255-284. Ediciones Akal. Madrid.



  1. Datos del autor.
 David Harvey, profesor de Geografía y Antropología de la City University, de Nueva York tras haber sido durante más de treinta años profesor en la Johns Hopkins University de Baltimore, es uno de los geógrafos más representativos de nuestros tiempos. Su conversión desde la geografía teorética hacia la geografía crítica ha sido una transición que representa bien el giro de la geografía en la segunda mitad del siglo XX, así como sus nuevos contenidos y temáticos. No obstante, la obra de David Harvey es diversa y muchas veces compleja para quienes se dedican por primera vez a su lectura; constituye un recorrido complejo y consciente en la búsqueda de las teorías y los modelos más adecuados para tratar de comprender las tendencias sociales, económicas y culturales de la sociedad y su reflejo en la dinámica espacial. (Constenla, 2004:1).

  1. Propósito del texto.
 Relacionar los procesos de acumulación capitalista dentro de una estructura de comprensión de la dinámica espacial; para vincular la teoría de la acumulación con la teoría del imperialismo.

  1. Estructura del texto.
 El texto se compone de cinco apartados en los que el autor desarrolla la relación entre la teoría de la acumulación, con la que empieza el texto y la teoría del imperialismo, con la que lo cierra al relacionar la teoría de Marx sobre acumulación con los procesos de expansión geográfica. Utiliza categorías como integración espacial, comercio exterior, ley del valor, tasa de beneficio y crisis.

  1. Tesis centrales del autor.
 Relación directa entre expansión e intensificación del capitalismo.

La cuestión central de la acumulación capitalista es que debe crecer constantemente. Es una rutina que siempre encuentra barreras y que además engendra límites que debe ir rompiendo para continuar el crecimiento desbocado. En ese sentido la forma caótica de crecimiento trata de regularse, casi siempre sin éxito a largo plazo, mediante diversos procesos.

La creación de espacios de crecimiento es siempre una necesidad, y si se acaba el espacio físico, es necesario trasformar los espacios ya existentes. En un  primer momento los espacios de producción no capitalista se convirtieron en lugares claves para liberar las contradicciones que engendra el sistema, sin embrago (como la arqueología que destruye lo que estudia), el capitalismo destruye cualquier sistema de producción diferente y a la larga se transforma desde la lógica de la acumulación. No queda otro camino que continuar intensificándose.

Mientras el capital es débil, sigue apoyándose en las muletas de modos de producción pasados, o de aquellos que se agotarán con su ascenso. Tan pronto como se siente fuerte, arroja las muletas y se mueve de acuerdo a sus propias leyes. Tan pronto como empieza a percibirse a sí mismo y a ser consciente de sí mismo como obstáculo para el desarrollo, intenta refugiarse en formas que, restringiendo la libre competencia, parecen hacer más perfecto el control por parte del capital, pero que al mismo tiempo son heraldos de la disolución de éste y del modo de producción que se basa en él” (Marx, citado por Harvey: 276)

La teoría del imperialismo se construye y se comprende desde la teoría de la acumulación.

La propuesta central del autor es encontrar en el análisis marxista del capitalismo los elementos para construir una teoría que permita comprender el movimiento del capital en la actualidad. Su hipótesis central es que los estudios sobre el imperialismo se han limitado a unas facetas relacionadas con encontrar la contradicción central que lo hace surgir. Así como lo plantea el autor, esencialmente el imperialismo se podría comprender como la teoría de la acumulación en una escala geográfica en expansión diferencial y compleja. Es claro en la magnitud de la tarea al afirmar:

Pero los pasos de la teoría de la acumulación a la teoría del imperialismo, o más en general, a una teoría de la historia, no son simples derivaciones mecánicas, porque por esta senda tenemos que alcanzar también la trasformación de lo general a lo concreto que comprendió el dinamismo central de la obra inacabada de Marx… tenemos que hallar una interpretación sintética de los procesos de producción y circulación bajo el capitalismo relacionados con la historia capitalista” (284)

  1. Valoración personal del texto.
Con este texto se corrobora la necesidad de continuar el análisis que propuso Marx. La utilización del materialismo histórico y el materialismo dialéctico es esencial para descubrir los resortes más simples y generales del proceso de acumulación capitalista. Las tareas de análisis desde el marxismo se hacen necesarias. Pienso ahora en la necesidad de reconstruir las categorías que trabajamos en la ciencia social para aportar a los análisis desde el marxismo. Por ejemplo ante la crisis moderna del Estado, la importancia que cobra la comunidad está directamente relacionada con la pérdida de poder social del Estado, entre otros, frente al mercado. Mientras el mercado cobra cada vez más poder en la regulación de la vida privada (uno de los lugares adecuados para la acumulación), el Estado no lo gana en la regulación de la vida pública, es aquí donde la comunidad entra a resolver los vacíos de la acción colectiva que deberían estar en manos del Estado como garante del bien común. Por eso para la legitimación del Estado como sujeto aglutinador de lo público, la comunidad empieza a surgir como espacio de acción y control, enfrentando los problemas sociales que crea el capital.