Antes, idea siguió la línea
magníficos horizontes encontraron
cosas, objetos
extraños y vacíos, aires y un tecleo incansable
sólo interrumpido por el pensamiento,
por la idea hecha rostro, reunión de rostros.
Antes como siempre era el viaje de la esperanza
asi, consciente del disfraz acostumbrado,
idea apenas sugerencia
de una filosofía anhelante de público,
pose de lectura, pose de vacíos, sin deseo.
Así, no hubo viaje, no hubo público
y quedó la pose. Llenó vitrinas y páginas y fotos,
sucumbió en taxis y puñaletas
y en falsas ideas que le hirieron
profundo, como siempre, insaciado.
Mejor regresar a la iglesia
oveja, blanca descarriada impura
como la palabra de persona madura,
dejar la confusión y la filosofía,
dejar el taxi y la cartera del pasajero.
Después conocer por fin
la inmensidad del horizonte,
donde mayor aún que el temor,
es el silencio de las ideas. Ya no hay ideas,
ni idea ni nada. Fortuna del silencio.
Líneas solo en los muros, palabras refundidas
reducidas en el nó: Bulla,
cerebro tempestuoso originando
la traición desde su elevado refugio,
terrible ruindad eclipsó el silencio.
sábado, 19 de junio de 2010
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