- Tesis centrales del autor.
En este capítulo el autor ilustra el proceso de una espiral
de significación desde la construcción del holocausto judío con respecto a las
complejidades significativas que asume con el tiempo y nuevos sucesos. Más allá
de ser un evento cerrado del pasado, el holocausto se convierte en estrategia
política y en identidad política, atrayendo solidaridad con la causa judía, sin
embargo esa narración del holocausto ha generado procesos de victimización,
soledad, apatía; dentro y hacia el pueblo judío. La significación del trauma
drama pasa a convertirse en un melodrama, un trauma que construye una moral
universal absoluta que justifica sus acciones desde la idea de haber sido
víctimas de la maldad absoluta. Con la Al Nakba se evidencia como el
desplazamiento de la víctima resta fuerza política de una parte a la postura
judía, pero la victimización sigue siendo un elemento de justificación moral a
las acciones militares contra el pueblo palestino. El autor evidencia como las
narraciones del holocausto se van convirtiendo en formas de revictimizar y
eternizar el sufrimiento judío como estrategia de poder sociocultural del
sionismo. En este sentido la identidad judía se construye con un eterno retorno
al holocausto que alimenta el odio y la venganza como forma de cohesión
política. El cambio de la búsqueda de reparación cultural colectiva a la
construcción de una moral absoluta justificante de acciones violentas contra
otros; genera nuevos procesos de trauma, que incluyen al pueblo judío,
limitando, restringiendo las posibilidades de significaciones sociales
reparadoras, cerrando escenarios de dialogo y comprensión.
- Comentario personal.
En este texto queda clara la complejidad de la categoría de
víctima. En los procesos de trauma personal el reconocimiento del trauma, el
auto asumirse como víctima es una parte del proceso de recuperación y lo es
también el proceso de dejar de ser víctima, de reconfigurar una identidad
personal en la que el hecho traumático no se niega, pero no determina al
sujeto. Con la propuesta de trauma como teoría social considero que Alexander
propone aprender a ser con y en la historia, no como víctimas de los sucesos.
Esto implicaría el desarrollo de una ética política sustentada en el sujeto
como sistema y no en el sujeto como sumatoria de roles sociales (lo jurídico,
lo afectivo, lo moral, lo político, lo físico)
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